El humo de las llamas que arrasan Galicia es un tema de conversación al mismo nivel que el fuego , que lo ya quemado. Durante días, nubarrones grisáceos de gases tóxicos, cenizas y partículas enjaulaban buena parte de la geografía gallega, sobre todo en las provincias de Ourense y Lugo, cuyas capitales, aunque alejadas de los focos más grandes, se encapsularon bajo cielos oscuros y anaranjados donde respirar resultaba imposible.

En estos días, el territorio destruido preocupa, pero poder respirar, también. «La población de Galicia tiene derecho a conocer que la calidad del aire ahora mismo es terrible y hay que promover medidas de protección», indica el doctor Carlos Rábade, neumólogo en el CHUS. El personal sanitario gallego alerta del peligro de la exposición al humo de los incendios,

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