"Ya no hay lugares para que los niños jueguen y se diviertan". Zainab para de hablar. "Eh… No hagas caso a los aviones de guerra…", señala. Apenas comienza la nota de voz, el zumbido de la guerra la interrumpe. Su voz se entrecorta y para un segundo. La joven palestina, escritora y traductora de 24 años, se recompone y pide perdón por las interferencias, como si fuese culpa suya. Como si quisiera disculparse porque el ruido de los aviones militares estropease el audio. O porque molestara a quien lo escucha.

Se aclara la voz y, en un intento de no perder el hilo, continúa: " Su vida está vacía . Se pasan el día aburridos o insistiendo a sus madres para que les den algo de comer o algo con lo que entretenerse, pero es que no hay nada. Antes iban a la escuela, hacían sus deberes en casa, i

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