Rodolfo Rotondi recuerda con claridad el momento en que el futbol dejó de ser sólo un sueño, para convertirse en su vida diaria.
Lo que para muchos empieza como un juego, para él se transformó en algo más profundo y un privilegio. “Cuesta asimilar el cambio, porque es un deporte que uno lo hace de chiquito, que le gusta jugar con sus amigos y de golpe te das cuenta de que es un trabajo y ya es otra responsabilidad, otras presiones. Me tocó asimilarlo cuando me voy de mi casa, cuando voy a las inferiores de Newell’s Old Boys”, recordó con nostalgia.
Aquellas inferiores marcaron un antes y un después. La pelota ya no era sólo diversión, era disciplina. “Hice el clic de decir, bueno, esto no es jugar el futbol con amigos, esto ya es ser responsable, convivir las 24 horas siendo jugador y un