La genialidad implica no sólo inteligencia, sino también un grado supremo de comprensión de lo humano, a lo que se suman amplios conocimientos de una ciencia o arte. A veces, de varios.
Debemos distinguir al genio del chispazo de la genialidad. Esto último nos puede pasar a cualquiera, un momento de súbita iluminación, el nacimiento de una idea que, en condiciones ordinarias, está por encima de nuestras posibilidades.
La genialidad, por decirlo de alguna manera, no implica chispazos, sino una auténtica hoguera, con una luz tan fuerte que llega a cegar.
Las genias, los genios, son tan pocos, que conocemos sus nombres, Leonardo, sor Juana, Bach, y sume usted a quienes considere; son objeto de admiración, pero jamás se pueden imitar, dado que no es algo replicable, su originalidad es un pr