Era martes 1 de junio de 2021, cuando Éric recogió a su hijo Sohann del colegio, como otro día cualquiera. Al llegar a casa, su esposa no estaba. "Enseguida comprendí que algo grave le había pasado a Sandrine", explica este agricultor de Côtes-d'Armor, una localidad situada en la Bretaña, noroeste de Francia . Minutos después, Éric halló a su mujer colgada en la caseta donde cuidaba a sus perros.

Su testimonio conmovió a todo el país, pero no es un caso aislado. Es uno más del problema creciente que atraviesa el campo francés . Sébastien, agricultor de 40 años en Gard, se sintió desbordado por las pérdidas económicas de la explotación familiar y decidió quitarse la vida. Lo mismo ocurrió con Jean-Pierre, otro ganadero que se disparó una bala en el corazón en la misma granja tras año

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