En el descanso de refrigeración de la segunda parte, Calero , entrenador del Levante , se desgañitaba para convencer a los suyos. «Hemos pasado lo peor», repetía, ante unos futbolistas cansados y con más miedo que nunca. Pero no había pasado lo peor. Había pasado la primera tormenta, se había escapado la ventaja de dos goles en seis minutos. Lo peor, sin embargo, llegaría minutos después, cuando el reloj ya marcaba el noventa y el Levante se metía el tercero, la puñalada mortal y se le escapaba conseguir algo positivo. El Levante perdió en Vitoria en el descuento y fue remontado también por el Barcelona. Lo que podía haber sido un comienzo espectacular en LaLiga , se ha convertido en un pequeño drama, por lo cerca que ha estado.

El Barcelona es un experto en empatar los partidos

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