Hacía calor, pero no el que te sacudes con un trago de cerveza, sino el espeso que se pega a la piel y te recuerda que Palma, en agosto, es una caldera eléctrica. Sin embargo, en Son Fusteret el aire parecía cargado de otra electricidad… Arde Bogotá estaba a punto de tomar el escenario, y la sensación de que algo único iba a pasar se masticaba en el ambiente. Ni el atardecer, que teñía de cobre el recinto, lograba aliviar la espera de los 9000 fans apostados frente al escenario. Cuando las luces se encendieron, el rún-rún se convirtió en clamor. Sin presentaciones ni discursos innecesarios, los cartageneros abrieron fuego con ‘Veneno’.
Desde el primer riff, afilado y expansivo, Antonio García hacía llegar con su voz -que suena a amenaza y confesión al mismo tiempo- unos versos q