Pugliese y sus cantores

Por José Valle y Gabriela Biondo

En un feca. 143 páginas

Hubo una época, hace un puñado de décadas, en la que Buenos Aires respiraba tango. La ciudad era un tapiz bordado de cabarets, bares y cafés donde se engarzaban las orquestas que destilaban esa música urbana nostálgica, melancólica, lastimosa. No había días ni horarios para un arte que era la esencia misma del alma porteña.

Cada orquesta tenía un director, un alma mater. Osvaldo Pugliese, después de muchos años de estudio y esfuerzo, creó la suya en el año 1939. Debutó en el mes de agosto en el café El Nacional, por entonces considerado La Catedral del tango –ubicado en la calle Corrientes 890-, con una agrupación conformada por los bandoneonistas Enrique Alessio, Osvaldo Ruggiero y Luis Bonnat; los violin

See Full Page