Por LOUISE DEWAST
JOHANNESBURGO (AP) — En una cálida noche en Johannesburgo, la noticia se propagó como un reguero de pólvora entre las trabajadoras sexuales: en 24 horas, varias clínicas sin fines de lucro que proporcionaban servicios gratuitos de VIH cerrarían una vez que el presidente estadounidense Donald Trump anunció que Estados Unidos estaba recortando la ayuda al exterior.
Algunos sudafricanos que viven con VIH, o están en riesgo de contraerlo, aseguraron suministros de medicamentos vitales justo a tiempo. Otros no lo lograron.
Medio año después, el país con más personas con VIH en el mundo batalla por tratar a sus más vulnerables. Más de 63.000 personas estaban siendo tratadas en las 12 clínicas que cerraron en todo el país. Hasta 220.000 personas han enfrentado interrupciones