La ciudad donde vivimos nuestra existencia cotidiana es como la habitación de juegos de Andy en Toy Story . Él o su madre creen que, al cerrar la puerta del dormitorio de aquél, la estancia se queda a solas, como un planeta muerto, congelado en el tiempo y el espacio. Nada va a pasar o mover hasta que volvamos a entrar. Sólo los ácaros, moscas y arañas, los rayos de sol por la ventana, algo de brisa si está abierta, y en el caso de la ciudad una tonelada de turistas que permiten que este país siga en pie. Pero no es así. Imagino que han visto alguna de las películas de la franquicia. Imagino también que hubo un verano que se quedaron por aquí. En los dos casos sabrá que, al irse Andy, su madre, ustedes, el vaquero Woody, Buzz Lightyear, Bo Peer, el Señor y la Señora Potato, Hamm, Slinky

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