Somos seres espirituales viviendo una experiencia terrenal y algún día, cuando se acabe nuestra experiencia terrenal, volveremos al espíritu. Darse cuenta de esta realidad te cambia la perspectiva y la proyección vital. Vivir la experiencia terrenal es un plus, pero hay un dardo envenenado , hay un peligro... a la Tierra, el espíritu se pone bajo la influencia del Maligno, el príncipe de la tierra... pero afortunadamente, el espíritu es libre de escoger a qué lado se quiere situar, al de la bondad o al de la maldad, ser un hijo de la luz o un hijo de la tierra, siempre ha sido así, desde el principio de los tiempos... De esta elección dependerá la buena eternidad del espíritu cuando acabe su experiencia terrenal.

Jesús de Nazaret vino a la tierra para hacernos vivir y para hacer que nos d

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