Donald Trump y Vladimir Putin se han vuelto a encontrar, esta vez en Alaska, que en algún momento fue territorio ruso. Como observador externo, uno casi podría tener la impresión de que el mundo retrocedió en el tiempo hasta antes del fin de la Guerra Fría, cuando las dos superpotencias, EE. UU. y la Unión Soviética (URSS), determinaban el destino del mundo.
Pero la reunión fue mucho más que un recuerdo histórico. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, lució un atuendo llamativo que consideró apropiado para la ocasión, y para los propósitos de Putin: una camiseta con la inscripción “CCCP” (el acrónimo cirílico de la URSS) estampada en el pecho. Cualquiera que conozca al veterano ministro sabe que no es precisamente conocido por su sentido del humor ni por pasar por alto d