Francisco Javier López Naranjo

Ahora que se habla tanto de diálogos para evitar la polarización y que diversos expertos (líderes, humanistas, sociólogos, sicólogos, etc.) dan sus propuestas al respecto, me afianzo más en que si no estamos observando nuestras reacciones sicológicas que se oponen al diálogo amistoso (el temor, la ira, la impaciencia, el orgullo, el fanatismo, el dogmatismo) siendo conscientes de su peligro para una sana convivencia, no dejaremos de quedarnos en las palabras bonitas y buenas intenciones.

¿Pero cómo observarnos a nosotros mismos en forma serena e imparcial, sin justificaciones, culpabilidades o autoengaños?

Me parece que primero que todo hay que sentir, cada vez que podamos, nuestro cuerpo, darnos cuenta de nuestros movimientos, emociones, pensamientos, rec

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