Por: María Irma Noreña

En Colombia, los animales han dejado de ser vistos como simples bienes para convertirse, con toda justicia, en parte de nuestras familias. No es una moda pasajera, es un cambio cultural profundo que se siente en millones de hogares, en las calles de nuestras ciudades y en la forma en que nos relacionamos con ellos.

Por ello, desde aquí, hoy celebro un paso más de Colombia en ese camino: el reconocimiento legal de nuestros peluditos como miembros de la familia, con la Ley Kiara. Esta norma es un reflejo de lo que millones de colombianos sentimos desde hace tiempo: ellos no son “mascotas”, son compañeros de vida, parte de nuestras alegrías y de nuestras historias más bonitas.

Para mí, esta no es solo una buena noticia; es la confirmación de algo que he vivido de cer

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