¿Te acuerdas de cuando encontramos un nido de palomas entre un tronco podrido, y que los huevitos estaban podridos también? Pues así olía el fantasma, el hedor lo anunciaba segundos antes de que se nos apareciera, y se quedaba el tufo mucho después de que desaparecía de nuestra vista.
¿Fantasías de una mente enferma? Para nosotros que vivimos en él, las experiencias sobrenaturales eran cosa de todos los días. Éste es el barrio encantado.
Aquí todas las casas, todos los rincones, las esquinas y cada accidente geográfico, tienen sus propios espíritus, buenos, malos, neutros, muchos de los cuales acechan y molestan a los vivos, aun con su sola presencia.
Acá no todas las calles tienen secuencia, y el tiempo también se empalma en sucesión de eventos que crean gran confusión en la mente. Por