John Fogerty es un sobreviviente en todo el espesor de la palabra. No solo porque logró salir indemne a una era de excesos a fines de los sesenta, cuando era la voz y el motor creativo de Creedence Clearwater Revival. También superó un largo período de depresión, que lo tuvo sin publicar discos, y más importante, consiguió recuperar algo tan personal como su propia obra.

La historia es conocida. A fines de los sesenta, Fogerty tuvo que ceder los derechos de las canciones que escribió para Creedence al empresario Saul Zaentz, propietario de Fantasy Records, el sello que publicó los discos del grupo. Un tesoro en toda regla, porque gracias al éxito de temas como Who’ll stop the rain, Proud Mary, entre muchos otros, Zaentz amasó una fortuna. Así, mientras Fogerty y sus compañeros veían que s

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