Bajar la ventanilla y salir escopeteados de allí, sintiendo el viento en la cara, avistando el cielo entre los carriles: era la “última oportunidad” para hacer realidad el sueño, tanto para los protagonistas de ‘Thunder road’, la canción que abre el álbum ‘Born to run’, como para Bruce Springsteen, cuyo contrato con Columbia agonizaba. No había más dinero ni aguante, el tercer álbum debía ser el definitivo, le iban a dar la patada. Y ‘Born to run’ alteró el rumbo de las cosas, para él, y para el rock’n’roll, y para la industria musical, hace 50 años.

El aniversario se cumple este lunes, 25 de agosto, y procede evocar esta obra de confección maratoniana, año y medio de grabaciones y mezclas con la búsqueda obsesiva del detalle y la expresión, proceso en el que Springsteen se convirtió e

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