Sonó la bocina del final y fue difícil acallar a las más de 30 mil personas presentes en el José Amalfitani. Damian Mckenzie estaba parado frente a los palos para patear el penal, pero el sábado en el estadio de Vélez la historia ya estaba escrita.

Los Pumas consiguieron su primer triunfo en Argentina ante los poderosos All Blacks y el 29-23 marcó la cuarta victoria sobre Nueva Zelanda (las otras tres fueron como visitante). No hubo demasiada euforia dentro de la cancha, pero sí la certeza que podían hacerlo, que si mejoraban algunos aspectos respecto del partido en Córdoba ya no sería tildado como una hazaña sino como la concreción de un trabajo que se viene realizando hace tiempo. “Quisiera que esto dure para siempre”, sonó por los altoparlantes del estadio tras el juego y no hay dudas,

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