En una sociedad donde el silencio y la inercia digital conviven con la necesidad humana de contacto, los pequeños gestos comunicativos adquieren una relevancia creciente. Una simple conversación con el cajero del supermercado, un saludo acompañado de una sonrisa o un intercambio de frases más allá del habitual "buenos días", puede parecer un detalle sin trascendencia . En este sentido, la psicología ha señalado que quienes se animan a establecer estos breves diálogos presentan ciertos rasgos comunes que los distinguen .
Mientras muchas personas prefieren limitar sus interacciones a lo estrictamente necesario, otras encuentran satisfacción en dedicar unos minutos a charlar. Para estas últimas, el contacto humano no se reduce a sus círculos íntimos, sino que se extiende a situaciones co