La última semana de agosto es estadísticamente una época de cambios de tiempo que anuncian el inexorable declive del verano . La atmósfera empieza a moverse después de la canícula veraniega y la llegada de ex- huracanes atlánticos trastocan la circulación atmosférica de Europa. De hecho, las masas de aire del norte del continente ya empiezan a enfriarse por el acortamiento de los días y el debilitamiento de la radiación solar, entre otras causas. De momento, no se entrevé ningún enfriamiento prematuro de primer orden ni ninguna bocanada de una masa de aire nórdica, pero sí que la temperatura presentará pequeños toboganes durante la semana y en las fases de bajada notaremos pequeñas refrescadas . Eso no quiere decir que se acabe el verano ni mucho menos, todavía queda todo septie

See Full Page