Montreal es una urbe para vivirla en toda su intensidad. Desde aplacibles tardes en Mont-Royal y paseos interminables por el casco antiguo de la ciudad hasta el fervor del barrio Village y el jolgorio en el centro urbano.

Es verano y las plazas y aceras se inundan de terrazas, adonde acuden miles a saborear cualquier refrigerio. El francés es la lengua oficial, pero también se habla inglés, especialmente en lugares frecuentados por turistas.

Es la esencia cultural criolla quebequense que, defendida desde el fin de la época colonial, provoca ese punto medio entre el encanto galo y la modernidad de estas tierras.

“Soy de El Salvador, pero vivo aquí en Montreal desde hace 24 años, así que me considero montrealés”, quebequense, canadiense, para más señas, afirmó Samuel, empleado del muy i

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