El Gobierno tendrá que responder por el dispositivo de seguridad del presidente y su familia en el palacio de La Mareta (Lanzarote). Todo lo que rodea a Sánchez se encuentra rodeado de un hermetismo absoluto que no responde a la práctica saludable de comunicación institucional de un Estado de Derecho. Ya hemos normalizado que los recursos públicos en una cuantía sin tasa y con fiscalización dudosa se consuman al servicio del tiempo privado de un presidente y un séquito notable como si el dinero de los españoles no fuera sagrado del primero al último euro. Hay que recordar a los socialistas tantas veces como sean necesarias que el dinero público sí tiene dueño. Obviamente, la protección del símbolo de la Presidencia, y de quien la ostente, debe ser una prioridad de interés general, pero tam
El Gobierno de la opacidad contra la Ley

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