En época de elecciones municipales, los partidos de izquierdas visitaban los barrios obreros. En el Zaidín, La Chana o Cartuja vivían sus votantes. Se hacían fotos con los vecinos y les regalaban el oído con promesas pocas veces cumplidas. Si ganaban, cuidaban el centro y los lugares turísticos. Reclamados por las poderosas agrupaciones vecinales de sus partidos, entre campañas, se dejaban ver por los suburbios para no perder votos. Hoy, en la periferia, proliferan los votantes de ultraderecha. Este bloguero de arrabal no es capaz de explicar por qué antiguos votantes de partidos obreros, habitantes del extrarradio, comienzan a comprar el ‘relato’ de los partidos xenófobos. Sí oye, cuando pasea por su barrio o se acerca al centro de salud, a jubilados que repiten los mismos argumentos en c

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