Las personas involucradas en política (se olvida) son eso, precisamente: seres humanos. Esta generación de gobernantes y liderazgos políticos es la más criticada, atacada y observada de la historia, lo que lleva a hacer la pregunta: ¿cómo es la salud mental de nuestros líderes políticos y gobernantes?

Una pregunta que nadie hace o quiere hacer.

Siempre ha sido, pero ahora es omnipresente: la política se convierte en un campo de batalla permanente desde lo más público hasta lo más privado. Los líderazgos políticos enfrentan una crisis silenciosa que amenaza no solo su bienestar, sino también la salud de nuestras democracias. La fundación Better Politics con sede Berlín, Alemania ha publicado un reciente estudio que revela que los políticos en funciones tienen un bienestar mental inferior

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