No quiero ponerme en plan batallitas ni dar lecciones porque no soy quién para hacerlo, pero me sale del alma reivindicar nuestro oficio, tan mal considerado en algunas ocasiones pero necesario para la sociedad. El periodismo va de la mano de la libertad que, por fortuna, países como el nuestro puede disfrutar. Al menos, en apariencia. Esta bendita profesión -como diría el maestro José María García-, al menos en mi caso, me ha permitido conocer lugares del todo el mundo, a personajes que jamás hubiera pensado tener frente a mí y vivir momentos y experiencias únicas, en ocasiones duras, pero con la perspectiva del tiempo vistas desde un prisma que hace poner en valor lo afortunados que hemos sido.
Todo esto viene a cuento a la hora de poner en valor la esencia de esta profesión. En unos ti