Es digno de análisis psiquiátrico cómo empresarios de hostelería se quejan con amargura -yo veo cinismo, soberbia o ignorancia- de la falta de trabajadores culpando a las tan manidas paguitas que según ellos fomentan la apatía. Como si de esas paguitas , habitualmente 480 euros, persona alguna pueda cubrir sus elementos básicos. Buscan echar la culpa a otros, por descontado los más débiles, de su incapacidad para regentar un negocio. Algunos de esos líderes que acusan a los socialistas de regalar dinero público han vivido precisamente de privilegios y ayudas negando que se tratara de paguitas . No me importa que parte de mis impuestos se destinen a subsidios que apoyen a quienes atraviesan un momento duro, al contrario, si nos queremos tildar de sociedad civilizada. Lo que es absurdo
Carotas

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