«Mujeres de la Mancha ¡Bellezas acabadas de granar en el campo de vuestra tierra, donde la primavera agota estos días su carga de flores!», redactaba con florituras un cronista de la prensa nacional en el año 1935. En aquellos años, los concursos de belleza estaban de moda y en Albacete se acababa de celebrar, por primera vez, el certamen Señorita Mancha.

No se habían descubierto entonces la hermosura femenina. La tradición de admirar y premiar la guapura de las mujeres llevaba décadas instalada en la provincia y en la ciudad de Albacete. Un clásico era la elección de las reinas y damas de los juegos florales, esas competiciones literarias en auge desde finales del siglo XIX y principios del XX. Perfectamente ataviadas, daban «colorido y encanto» a estos festejos de celebración del verso

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