En 1946, Salvador Dalí pintó La tentación de San Antonio , una obra que cruza la historia religiosa, la cultura visual y los interrogantes sobre la fragilidad humana, todas inquietudes muy presentes en su obra, que lo desvelaban. En este lienzo, la figura de San Antonio Abad resiste el asedio de criaturas fantásticas: elefantes de patas esqueléticas que sostienen edificios, mujeres desnudas, obeliscos y caballos, elementos que desafían la lógica de los sueños.
El cuadro despliega la tensión entre el santo y lo mundano. Este enfrentamiento se apoya en referencias canónicas de la iconografía cristiana, pero Dalí lo traduce al universo surrealista. La pintura incorpora símbolos que dialogan con la tradición pictórica de El Bosco y Matthias Grünewald , pero la visión de Dalí c