"Hemos herido al Barcelona, pero no de muerte... Y se han revuelto para ganar". En la voz de Julián Calero se adivinaba, sin disimulo alguno, el dolor de la derrota inesperada . Y en el tiempo añadido, sin margen alguno para poder reaccionar después de haber pensado durante una hora que el Barça estaba herido realmente de muerte.

Pero el Levante , la última víctima de la locura ‘flickniana’, no olvidará esa furia que empezó a abatirle cuando el dulce pie derecho de Pedri se transformó en un arma de destrucción masiva abriendo el camino para la quinta remontada en ocho meses, transformada ya en una de las señas de identidad del técnico alemán.

El Barça de Flick , un técnico tan intervencionista en la pizarra inicial -no le salió bien la apuesta por Rashford, Casadó y Raphinh

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