El castillo de Carlos, por Fernando Rodríguez

Correo: [email protected]

Carlos Castillo es mi más antiguo amigo, unos setenta años. A lo mejor esta nota está entonces afectada en su objetividad por el compadrazgo, qué se hace.

Para empezar Carlos mismo en su facha habitual, lo saben quiénes lo hayan visto, anda con la vestimenta más osada imaginable, una colección de atuendos de una extravagancia única, es pues ya parte de su mundo plástico. Una escultura que camina, habla y derrocha simpatía e ingenio creador. Luego Castillo ha hecho un montón de cosas. Comenzó con la escultura en un tiempo en que unos pocos jóvenes renovaban el arte de Fidias y de Rodin. En su caso y a diferencia de estos, trabajó con hierro oxidado, piezas de automóviles, cemento y algunos otros desechos. Obras e

See Full Page