La infraestructura eléctrica de Colombia enfrenta una coyuntura crítica. El país debe invertir $40 billones en generación, transmisión y distribución de energía en los próximos 10 años para garantizar la confiabilidad del suministro y evitar el riesgo de apagones. El reto involucra el fortalecimiento institucional, la estabilidad regulatoria y la capacidad de atraer capital privado en un escenario de alta demanda y riesgo financiero.

El crecimiento sostenido en el consumo eléctrico ha provocado preguntas sobre la capacidad del sistema para responder a la demanda futura. Las cifras de los últimos cinco años muestran que la adición de nuevas plantas está por debajo de lo necesario. Entre 2021 y 2025, apenas han ingresado al sistema menos del 30% de la capacidad de generación proyectada ,

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