La presencia de una mandíbula de vaca cuidadosamente depositada junto a la entrada sur de Stonehenge ha intrigado a los arqueólogos desde su hallazgo hace más de un siglo. Ahora, un análisis isotópico avanzado realizado en una de sus muelas ha permitido reconstruir con precisión los últimos seis meses de vida de ese animal, arrojando luz sobre los orígenes y las conexiones culturales del monumento neolítico.
El estudio, publicado en la revista Journal of Archaeological Science , fue llevado a cabo por especialistas del British Geological Survey , la Universidad de Cardiff y el University College de Londres . Los investigadores practicaron una incisión en el tercer molar de la vaca, que conserva las señales químicas correspondientes al segundo año de vida del animal. Analizaron