Ángel Di María acomodó la pelota, la besó y le hizo un pedido especial antes de pegarle un zurdazo: ingresar en el arco de Juan Espínola. Faltaba un puñado de minutos para el final del ansiado clásico rosarino, que a esa altura estaba igualado en cero, pero el tiro libre desde lejos era un intento para romperlo. Angelito abrazó la pelota y cerca de su figura Franco Ibarra le tiró una palabras que le elevó la confianza. "Por favor, amigo, confío en vos", sostuvo el volante de Central en el medio de la intensidad del juego.
El tiro libre desde muy lejos parecía ser una de las últimas chances para quedarse con el choque con Newell's. Así como había sucedido en otra ocasión con Malcorra como protagonista casi en la misma posición, esta vez estaba en los pies de Di María.
En la ceremonia