El corazón cultural de Bilbao amaneció con un aspecto inusual. Sobre la fachada del Teatro Arriaga , emblema de la villa, se acumulan decenas de pintadas . Palabras en rojo, azul y negro cubren buena parte de la puerta principal, donde pueden leerse desde nombres propios hasta mensajes reivindicativos como Palestina libre . Entre ellos se mezclan pequeños dibujos: corazones, caras sonrientes, trazos apresurados de una noche larga.
El contraste no ha pasado desapercibido para los bilbainos que se acercaban a El Arenal en plena resaca emocional después de Aste Nagusia . David Pérez, vecino de la villa, ha comentado que "es doloroso ver el Arriaga así, porque no es un muro cualquiera: es parte de nuestra memoria colectiva" . Por su parte, María Lazkano , que paseaba con su