En la madrugada del viernes 8 de agosto de 2025, una llamada al 112 alertaba de lo impensable: una vivienda del céntrico barrio de Parque Alameda amanecía con cerradura cambiada y voces desconocidas en su interior . Los propietarios, recién llegados de un viaje laboral, se encontraban frente a su puerta con la llave original inútil en la mano. Lo que siguió fue un operativo policial que destapó una trama de okupación express , pero también una estrategia vecinal que marcaría la diferencia: los dueños habían dejado en el interior un arsenal de documentos personales, correspondencia con sus nombres y fotografías familiares, prueba irrefutable de que la vivienda era su hogar habitual.
La Policía Nacional y Local acudieron al lugar en menos de diez minutos. Los okupas , un hombre y una