La Luna es un componente fundamental que ha moldeado la historia y las condiciones de la Tierra de una manera única e insustituible. Si por alguna razón nuestro satélite natural no existiera, el planeta sería muy distinto a como lo conocemos hoy.
Primero, la duración del día sería considerablemente más corta. Sin la influencia gravitacional de la Luna, que frena la rotación terrestre, los días durarían apenas entre seis y doce horas. Esto implicaría que un año estaría compuesto por casi mil días, cambiando radicalmente el ritmo de la vida y los procesos biológicos adaptados a la rotación actual.
La luz nocturna también sería una ausencia notable. La Tierra se sumergiría en una oscuridad casi total en las noches, ya que ninguna estrella o planeta podría igualar el reflejo lunar. Es