
Indignación en Mallorca con el sistema de adjudicación de plazas en residencias públicas para personas mayores dependientes. Una ciudadana ha denunciado a OKDIARIO su particular caso relacionado con su madre diagnosticada con Alzheimer desde el año 2015 que evidencia la excesiva burocracia que uno se puede llegar a encontrar a la hora de querer liberar una cama de una residencia y así acortar las interminables listas de espera.
Esta denuncia anónima de una hija relata que su madre, dependiente y con Alzheimer, abandonó su residencia donde estaba desde 2020 al no haber posibilidad de recuperación . Actualmente, se encuentra en una unidad de paliativos desde donde su familia esperan su final «agradecidos por la humanidad de quienes están ayudándola a irse en paz y sin sufrir ».
Por este motivo, su hija ha consultado en los últimos días cómo comunicar que podían liberar su plaza y proceder a su adjudicación a otro usuario y a alguna de las familias que «están en esa interminable lista de espera viendo como el tiempo pasa, con toda su carga de deterioro y desesperación ».
El enfado y la indignación crece cuando esta hija fue informada de que tiene que ser el asistente social de la propia residencia pública quien proceda al trámite , tanto de baja como de ingreso. En este caso, quien ostenta la titularidad de la plaza de su madre « está de vacaciones »
«La respuesta fue: le dejo una nota y en septiembre cuando vuelva se encarga . ¿Cómo? ¿En serio que estoy dado la oportunidad de liberar una cama y hasta que no vuelva una persona concreta no se puede hacer nada?», manifiesta a OKDIARIO.
Cabe mencionar que en mayo de 2023 Baleares tenía a casi 2.000 personas esperando esa necesaria plaza en la red pública de las islas.
«¿Para qué sirve la estructura administrativa plagada de funcionarios y cargos políticos (que se supone que si algo falla tienen que detectarlo y proceder a solventarlo) si la agilización de las listas de espera recae en un puesto concreto, de una residencia concreta?», se pregunta en tono crítico esta ciudadana de las Islas.
Por si fuera poco, explica que es ella misma la que tiene que renunciar a la plaza de manera presencial en el organismo que centraliza la gestión de las residencias públicas, un hecho que le imposibilitaría regresar a la residencia en caso de mejoría .
«¿De verdad un familiar va a cerrar la puerta si hay una mínima probabilidad de reingreso? Y, además, mi tiempo y el de mis hermanos no es para ir a renunciar a nada a ningún sitio. Estamos aquí, día y noche al lado de quien se va . Y mientras tanto, hemos intentado ser honestos y aportar nuestro pequeño granito de arena a esa horrible situación donde ya no es que no haya suficientes plazas, es que las gestionan sin ninguna lógica en el siglo donde más medios hay para acelerar y facilitar trámites», manifiesta.
Por último, esta hija asegura que «no nos queda más opción que aguardar al momento de notificar la defunción y entonces, tal vez, mientras recogemos las cosas de mi madre en la que ha sido su casa en los últimos años, firmamos la cancelación del contrato asistencial».