La expansión acelerada de la inteligencia artificial está generando una mezcla de entusiasmo y preocupación en múltiples sectores de la sociedad. Mientras empresas y gobiernos celebran los avances en automatización, predicción de datos o asistencia médica, crece también la incertidumbre sobre el impacto real que estas tecnologías tendrán en el empleo, la privacidad y la toma de decisiones humanas. Voces académicas y líderes tecnológicos advierten sobre el riesgo de un desarrollo desregulado que podría desdibujar los límites éticos y jurídicos que hasta ahora habían guiado el progreso científico. Como el CEO de Google DeepMind, Demis Hassabis, quien asegura que el avance de los sistemas inteligentes " ".

La falta de consensos globales sobre cómo regular la IA alimenta un escenario de amb

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