Hubo una época en la que parecía invencible. Su corte mohicano, los músculos marcados, el ceño fruncido y esas cadenas doradas colgando del cuello lo convirtieron en una postal de los años 80. Era imposible no verlo, su presencia era contundente. Rocky III lo catapultó al estrellato y Brigada A lo transformó en ídolo mundial.
Mr. T era sinónimo de fuerza, de acción y de éxito. Sin embargo, la historia no terminó como él imaginaba. Hoy, a los 73 años, su presente es muy distinto y apenas sobrevive en la memoria de quienes lo vieron brillar.
Laurence Turead nació en Chicago en 1952, el menor de doce hermanos y criado por una madre que lo sacó adelante prácticamente sola. A los 18 decidió cambiar su nombre y convertirse en Mr. T . La explicación la dio él mismo: “A mi padre,