Lo que empezó siendo un gesto inofensivo terminó convirtiéndose en un incidente viral que dañó la reputación de una conocida marca de papelería. El pasado 16 de agosto, un empleado realizó un pedido personal de 30 tazas de té , exigiendo al repartidor que escribiera en cada una el nombre del destinatario. La escena se difundió rápidamente en redes sociales y desató una ola de críticas hacia la empresa, pese a que el encargo fue privado y no institucional.
La compañía confirmó los hechos y suspendió de inmediato al trabajador mientras investigaba lo ocurrido. Poco después, intervino como mediadora y consiguió que ambas partes —empleado y repartidor— alcanzaran un acuerdo amistoso para dar por cerrado el caso. Sin embargo, la polémica ya estaba en marcha.
Para contener los daños, la empr