Parece que la privatización del conflicto lingüístico está propiciando un resurgimiento de la conciencia política de los catalanes . Era inevitable . Lo celebro. A estas alturas, sin embargo, cuesta saber si es el preludio de una repolitización del conflicto nacional que el fracaso del procés dejó gastado y masticado, o si es el despropósito antes de morirnos del todo. Escribo que el resurgimiento era inevitable porque, como en todo, hay situaciones que no desaparecen por mucho que decidas vivir como si no existieran. Ahora los catalanes comprueban amargamente en las cafeterías, en los hospitales, en las heladerías o en las escuelas el precio de haber, desde la política, desproblematizado el conflicto lingüístico en vez de vivirlo como una faceta más del conflicto nacional. La rabia
La desprivatización del conflicto lingüístico
