Lavar platos y vasos después de cocinar o comer huevos puede convertirse en una tarea molesta y asquerosa. Aunque se utilicen detergentes, muchas veces el olor a huevo queda impregnado en la vajilla y resulta difícil de quitar. Sin embargo, hay un truco sencillo, económico y natural: el bicarbonato de sodio .
Cuando se trata de cocinar huevos , sobre todo de batirlos para tortillas o hacerlos fritos, quienes son reacios con los olores fuertes sabrán que no hay olor más arqueros que este. El olor se debe a los compuestos de azufre presentes en el huevo , que se adhieren con facilidad a la superficie de los utensilios. Incluso después de lavar, los residuos microscópicos pueden mantener ese aroma desagradable.
El bicarbonato, el aliado perfecto contra el olor a huevo
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