Cuando Lenin afirmó que el imperialismo era la etapa más alta del capitalismo, comprendió plenamente que esta transformación había llegado para quedarse.
En la segunda mitad del siglo XX, la hegemonía estadounidense era indiscutible : económica, política, tecnológica y mediáticamente. Si hubo un equilibrio en la Guerra Fría, este fue solo militar. Dado que la Unión Soviética también tenía acceso a la bomba atómica, las dos superpotencias podían aniquilarse mutuamente. Este factor sigue vigente hasta el día de hoy, lo que explica por qué no existe la posibilidad de una nueva guerra mundial.
Cuando la URSS colapsó, Estados Unidos albergó la ilusión de volver a la situación de la Inglaterra del siglo XIX, la única superpotencia. Pero tuvo que convivir, una vez más, con un mundo bipolar,