El ruido de las vidrieras rotas aún se mezcla con el eco del miedo en el sector aledaño a la , donde el atentado del pasado 21 de agosto dejó no solo pérdidas materiales, sino también heridas profundas en decenas de comerciantes y familias.

Miguel Rodríguez, propietario del Apartahotel Barcelot, recuerda con angustia el momento de la explosión. “Han estado presentes brindándonos apoyo moral, sicológico y alentándonos a continuar. El alcalde ha venido dos veces, así que estamos muy agradecidos. Gremios como Cotelco y Asobares también se han reportado con ayudas directas”, cuenta mientras recorre los pasillos de su negocio, ahora cubiertos de escombros.

A pocos metros, Francois Vallejo, dueño de Punto Eléctrico Luxury, intenta rescatar parte de su mercancía. “No nos han dejado solos y est

See Full Page