Obtener o renovar una licencia de conducir debería ser un trámite sencillo, garantizado por el principio constitucional de libre circulación (art. 14 CN). Sin embargo, el sistema nacional de licencias , bajo la órbita de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), se ha convertido en una trampa burocrática que condiciona ese derecho fundamental, al pago compulsivo de multas por presuntas infracciones.
El absurdo se materializa en la boleta del Certificado Nacional de Antecedentes de Tránsito (CENAT): junto con el pago de la tasa administrativa obligatoria, aparecen cargadas automáticamente infracciones, sin sentencia firme, cuyo pago se vuelve condición sine qua non para avanzar con el trámite.
Y dice: “El no pago de la totalidad de los importes referenciados en la boleta de pa