No he podido salir de mi asombro tras leer la noticia de que el Ministerio de Justicia ha ordenado a todos los juzgados y tribunales de la capital balear que utilicen el topónimo en catalán de Palma en lugar de su supuesta versión en castellano, Palma de Mallorca. La entidad catalanista que lo había propuesto ha celebrado la decisión argumentando que ese nombre en «castellano» era «una manera de borrar nuestra memoria e identidad lingüística» , sin embargo, la realidad histórica es muy distinta.
Si preguntásemos cómo se llamaba la ciudad que el 31 de diciembre de 1229 fue conquistada por las tropas cristianas lideradas por el rey Jaume I, la respuesta sería clara: en catalán, «Ciutat de Mallorca»; en su versión árabe anterior, «Madina Mayurqa». Lo que nunca se habría dicho entonces e