El nacimiento de la Asociación Nacional de las Artes (ANA) marca un hito en la gestión cultural del país. La nueva entidad asume el arte como un derecho fundamental y una herramienta de transformación social, además de un lenguaje capaz de unir las diferencias.

Su creación representa una evolución institucional que redefine la relación entre el Estado, la cultura, las políticas públicas y la ciudadanía.

Con un enfoque interdisciplinario, ANA amplía la experiencia acumulada en el campo musical hacia otras disciplinas artísticas, con capacidad de liderar proyectos de formación, producción, circulación, investigación y construcción de públicos.

En este espacio confluyen la danza, la música, las artes escénicas, visuales y digitales, configurando un ecosistema que reconoce la diversidad cul

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