Para evitar una amarilla, Tomás Machuca (23) le dio luz verde a su ingenio. Criado en Santa Fe, en el Barrio Republica de Rosario. Zurdo, veloz y habilidoso, soñaba con triunfar como futbolista, para ayudar económicamente a su familia, pero las cosas no iban a salir como esperaba. A los 17, estaba jugando en ligas regionales, cuando una patada artera sería un quiebre no sólo de su canillera, sino de su destino. “Me las rompieron en dos y en casa no había plata para comprar nuevas, así que, si quería no comerme una Amarilla el próximo sábado, tenía que ingeniármelas” , recuerda el jóven empresario en charla con El Destape . En ese momento no podía prevér que ese golpe y su creatividad con algo tan simple como un balde iba a desencadenar en un emprendimiento sustentable que hoy fabric
Hizo una canillera con un balde y 6 años después su diseño le llegó a Messi

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