Chihuahua capital no se queda atrás, guardando las proporciones. Ninguna de las dos ciudades más grandes del estado imaginaba un parque vehicular de tal magnitud.

En teoría, el transporte público debería ser la alternativa obligada; sin embargo, el servicio dista mucho de estar a la altura. Pese a las promesas cada vez que aumentan las tarifas, el sistema simplemente no responde, mientras los automóviles —importados o nacionales— se consiguen hoy a precios accesibles. Así, no es raro ver familias que, siendo cinco integrantes, poseen seis o más autos. El resultado: calles saturadas.

La consecuencia es clara: un trayecto que antes duraba 15 o 20 minutos en Juárez o en Chihuahua capital, ahora puede extenderse hasta una hora. Además, circulan personas sin licencia ni seguro, confiando solo

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