Estamos a poco más de un mes de que la puerta de la sala de conferencias de la Academia Sueca se abra una vez más, como todos los octubres, para anunciar al flamante nuevo ganador del Nobel de Literatura de este año. El inminente sucesor de Han Kang (Nobel 2024) será el número 118 del consecutivo en alzarse con el galardón, pero a pesar de que seguimos acumulando nombres y títulos a la ya de por sí extensa lista de miembros honorarios del Olimpo literario, no consigo quitarme de encima la misma inquietante sensación de que el canon actual de las librerías parece haber emergido poco después del 2000 y que antes de ello sólo existían García Márquez, Saramago, Faulkner y Hemingway.
Por alguna razón que no consigo explicar, y excluyendo a los autores de poesía y teatro que son más simbólicos